He visto el amor
en cada uno de los abrazos que nos dábamos en Atocha,
y en esos ojos dilatados con cada cosa nueva que aprendían.
Lo he sentido con cada rayo que paraba mi corazón
cuando los trenes salían de las vías
y las agujas del reloj se volvían a mover.
Y ahora
que los viajes dejaron de tenerte como destino,
y ahora
que mi corazón ha sido arrollado mil veces en Sorolla
es cuando creo en él.
Uno diría que así es el amor. Bello escrito.
Saludos.
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